El deporte mejora la calidad de vida de las personas
El deporte, además de ser una manera de ocupar el tiempo libre de manera activa, tiene un rol potenciador de la calidad de vida de las personas. La visión social de la discapacidad provoca que el modelo de práctica deportiva adaptada mayoritaria sea segregado, en lugar de un modelo inclusivo donde las personas con discapacidad practiquen deporte con las personas sin discapacidad.
En 2015, en España, un 46,2% de la población practicaba deporte semanalmente, tal como indica el Ministerio en su Anuario de Estadísticas Deportivas 2016. Esta cifra, si se compara con datos de 1994 (véase la publicación “Valores i dinámica intergeneracional”), muestra un gran crecimiento de la práctica deportiva entre la población española. Entonces solo un 23,6% practicaba algún deporte con regularidad. Estas cifras difieren de las que hacen referencia a las personas con discapacidad. En este segundo caso, se observa que tan solo un 6% afirman tener un estilo de vida activo y de hecho, en Catalunya, un 57% de las personas con discapacidad se consideran sedentarias.
Las personas con discapacidad, en general, practican menos deporte que las personas sin discapacidad, a pesar de los beneficios de la práctica deportiva. Así, solo 1 de cada 4 personas con discapacidad afirma practicar algún deporte.
Además, encontramos una relación inversa entre el grado de discapacidad y la práctica deportiva: como más alto es el grado de discapacidad, menor es el deporte que se practica. Las personas que tienen un grado de discapacidad superior al 75%, el 13% practica deporte y solo el 1% practica dos o más deportes. Por el contrario, un 26% de las personas con un grado de discapacidad de entre un 335 a un 64% practican algún deporte.
Sobre la utilización de equipamientos deportivos, las personas con discapacidad habitualmente practica deporte en espacios públicos (40%) y en los centros deportivos municipales (35%). En el caso de las personas sin discapacidad estas cifras se sitúan en el 39% y el 27%, respectivamente.
No obstante, para acceder a los centros deportivos, a veces, las personas con discapacidad usuarias de estas instalaciones se encuentran con limitaciones físicas, visuales, auditivas, cognitivas que les impide, por ejemplo, cambiarse, ducharse o desplazarse por las instalaciones de manera autónoma y segura. En el caso de las personas usuarias de sillas de ruedas se encuentran problemas para desplazarse por las instalaciones hasta el vestidor o a la sala de actividad o de fitness.
Las dificultades físicas en el acceso a equipamientos deportivos son uno de los factores que se añade a elementos como los prejuicios sociales respecto a la práctica deportiva de personas con discapacidad, las barreras económicas o el simple conocimiento de las oportunidades de práctica de deporte adaptado.
La encuesta del 2011 sobre las condiciones de vida y los hábitos de la población realizada por el Institut d’Estudis Regionals i Metropolitants de Barcelona (IERMB) pedía puntuar del 0 al 10 el grado de satisfacción global de las personas con su vida. En el estudio se observaba que las personas que practicaban uno o más deportes tenían grados de satisfacción más elevados. El 55% valoraba con un 8 sobre 10 su satisfacción y un 28% valoraba su satisfacción en un 9 sobre 10. Respecto a las personas con discapacidad, el 73% que practicaba algún deporte puntuaba en un 8 o más la satisfacción con su vida.
En suma, la actividad física ha adquirido una nueva identidad vinculada al juego, a la recreación, a la emoción y a la participación activa. Pero, para un deporte inclusivo y accesible aún hay que avanzar más para facilitar el acceso y la práctica deportiva a las personas con discapacidad.