Hablamos de educación inclusiva con Rosa Cadenas, presidenta de Dincat
La Asociación de Discapacitados Intelectuales de Cataluña (Dincat) agrupa más de 300 entidades que defienden los derechos de las personas con discapacidad intelectual y que da servicio a 42.000 personas. Hoy con motivo del Día Mundial de la Educación, hablamos de educación inclusiva con su presidenta, Rosa Cadenas.
Pregunta (P): ¿Qué labor realiza la Federación Dincat? ¿Qué objetivos específicos tiene marcados dentro del ámbito educativo?
Rosa Cadenas (R.C.): La tarea principal de Dincat es la defensa de los derechos de las personas con discapacidad intelectual y de sus familias a través de las entidades miembros. Trabajar en el campo educativo es fundamental para avanzar hacia el camino de la plena inclusión. Una educación donde hay unos valores compartidos por todas las niñas y niños, por las familias y los profesionales de la educación permite una sociedad de igualdad.
(P): Algunas de las tareas que hace ¿no las debería hacer la administración?
(R.C.): La entidad reivindica a la administración las carencias que hay en el campo de la educación, hacemos propuestas de cómo deben ser los modelos, revisamos que se cumplan las necesidades de las familias. Pero en muchas ocasiones por falta de recursos no llegamos a alcanzar todos los procesos. Con la administración vamos de la mano en la visión del modelo educativo, pero no cumplimos objetivos a la velocidad que nosotros quisiéramos, están pasando los años y no conseguimos los progresos que nos habíamos marcado: está claro cuál es el camino, pero los recursos económicos siempre nos paran.
(P): A nivel mundial, según datos del Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF), un tercio de los niños y adolescentes que no va a clase, presenta alguna discapacidad. Podemos decir que hay una tendencia histórica a incapacitar en lugar de dar herramientas a las personas con discapacidad para ayudarlas a ser autónomas?
(R.C.): Sí, históricamente los niños y niñas con alguna discapacidad no eran escolarizados, eran escondidos o internados. La sociedad se asustaba, había un estigma muy grande sobre la discapacidad. Con el tiempo las cosas han ido cambiando, sobre todo en los países más desarrollados, pero el proceso es lento. La finalidad sería poder dar todos los apoyos necesarios para conseguir que las personas con discapacidad tengan el máximo de autonomía, la autonomía da libertad y una independencia que hace que niños y niñas con discapacidad no sean vistos de una manera marginal, es un paso hacia la plena inclusión.
(P): En Europa, 1 de cada 4 personas con discapacidad percibe barreras a la educación. Y en España, los jóvenes con discapacidad que no estudian ni trabajan representan un porcentaje superior a la media europea, independientemente de la discapacidad. Con qué barreras se encuentran nuestros alumnos con discapacidad?
(R.C.): Los alumnos con discapacidad intelectual tienen grandes problemas en la juventud, las dificultades crecen cuando pasan a la secundaria o la formación ocupacional, que es cuando encuentran mayor índice de rechazo y se agravan más las diferencias entre los compañeros. Pero los centros formativos no están preparados para atender a la diversidad; sin apoyos ni preparación de los equipos educativos no es posible la continuidad.
Los jóvenes con discapacidad y sin preparación no tienen opción en el mundo laboral, incluso tienen dificultad en los entornos laborales protegidos. Por ello, es esencial que reciban apoyo hasta finalizar la formación e incluso prorrogar este apoyo hasta conseguir un puesto de trabajo.
(P): ¿Pero nuestro sistema educativo tiene una actitud integradora?
(R.C.): Hay una normativa que promueve la inclusión, pero sobre la actitud tengo dudas... He conocido muchos tipos de centros y predominan más los centros que no quieren problemas, que no luchan por modelos para todos, que no fomentan la participación de las familias. Por desgracia la clave está en la mirada hacia la inclusión de toda la comunidad educativa.
(P): Por lo tanto, dirías que nuestras escuelas no son inclusivas?
(R.C.): No, todavía no. El reto de la educación inclusiva es el de ofrecer a todos los niños un programa educativo adaptado a las necesidades individuales, pero las escuelas deben tener los recursos necesarios para permitirlo. Tenemos ejemplos positivos y prácticas admirables, pero no es la tendencia mayoritaria.
La gran queja de los centros educativos es la falta de recursos, de profesionales de apoyo, de formación, de medios materiales. De las escuelas nos llega la queja los recursos y de las familias la falta de implicación de los profesionales de la educación. Yo creo que la principal limitación es que seguimos sin creernos del todo que la escuela inclusiva es un derecho.
(P): Dentro de este modelo, ¿cuál es el papel de las escuelas de educación especial?
(R.C.): La escuela de educación especial tiene el papel de ofrecer los recursos adecuados y adaptados a las necesidades específicas de cada niño. Son centros con recursos y profesionales que dan el soporte necesario para un modelo eficiente de escuela inclusiva.
Yo creo que hay que hacer una transición hacia un modelo de escuela abierta a todas las necesidades. Las escuelas de educación especial realizan una labor muy importante, profesional y rehabilitadora, pero esta tarea se puede hacer en las escuelas ordinarias, siempre que éstas tengan los recursos necesarios para poder atender a todos.
(P): Uno de los conflictos que se ha denunciado en repetidas ocasiones es el tema del acoso escolar, una realidad que se sufre en las escuelas y en la que los alumnos con discapacidad se encuentran más expuestos. ¿Cómo cree que se debe trabajar en este aspecto? ¿Se destinan suficientes recursos a este tema?
(R.C.): Ni es destinen gaires recursos ni se'n parla suficient, no hi ha la formació necessària per als professionals docents i les famílies estan poc implicades. Per desgràcia és un tema molt dur d'afrontar, l'assetjament amb els nens amb discapacitat és doblement preocupant, és un indicador de la manca de sensibilitat amb la qual creixen alguns nens, nens que per una altra banda també denoten un greu problema.
(P): Una vez terminada la escolarización ¿cómo es el acceso al mundo laboral de las personas con discapacidad?
(R.C.): Difícil, además, cada vez hay menos ayudas para las empresas que contratan a personas con discapacidad, los centros especiales de trabajo sufren mucha presión.
Creo que haría falta un modelo de inserción laboral basado en ofrecer un apoyo personalizado, basado en las necesidades de cada trabajador, que dé oportunidades a quien más lo necesita, a aquellas personas que tienen más dificultad para producir. La formación profesional debería estar adaptada a las capacidades de cada trabajador y para poder definir puestos de trabajo que se adapten a las posibilidades de cada uno serían necesarios métodos de valoración de las capacidades laborales.